La primavera en la que la moda decidió apostar por el “upcycling”

La cuestión estaba sobre la mesa de la industria desde hace algunos años sin demasiado éxito.

La primavera en la que la moda decidió apostar por el “upcycling”

[vc_row][vc_column][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][/vc_column_text][gem_divider margin_top=»30″][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561553716331{padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Ha tenido que llegar el coronavirus para darnos cuenta de muchos procesos que exigen transformaciones inmediatas. La industria de la moda no se salva y, después de años alegando que el upcycling “era complicado”, parece que ha llegado su momento. 

El upcycling consiste en, básicamente, en crear colecciones a partir de la reutilización de prendas y tejidos. Margiela lo intentó en los 90 pero no ha sido hasta ahora –al límite– cuando las marcas han tomado conciencia. Las trabas venían, sobre todo, por parte de las cadenas que fast fashion, que consideraban este proceso como algo incompatible con la rentabilidad, pero las firmas de lujo –con algunas contadas excepciones–, no habían mostrado interés por esta fórmula. Hasta ahora. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Durante mucho tiempo, han sido las compañías de pequeño tamaño y las empresas familiares de moda las únicas que han apostado por el upcycling. Cuando, en diciembre de 2017, la diseñadora norteamericana, Eileen Fisher, decidió construir una pequeña factoría con este propósito, fue considerado como algo completamente extraordinario entre los grandes diseñadores establecidos. Mientras, algunas pequeñas marcas éticamente comprometidas, comenzaban a mostrar interés por este proceso. 

Tuvo que pasar mucho tiempo para que las marcas de moda más mainstream, empezasen a ver el upcycling como una posibilidad real. En la pasarela, Alexander McQueen y Eckhauss Latta llevan años reutilizando antiguos tejidos y materiales. A finales del 2019, Prabal Gurung, Tanya Taylor y Jonathan Cohen transformaron viejos tejidos en productos nuevos y algunas de las etiquetas emergentes que más crecen, como Marine Serre y Gabriela Hearst, están construyendo su universo sostenible, en parte, gracias al upcycling. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row full_width=»stretch_row_content» equal_height=»yes»][vc_column width=»1/2″ css=».vc_custom_1603446193479{background-image: url(https://magazine.adictic.com/wp-content/uploads/2020/10/int1-28.jpg?id=4285) !important;background-position: center !important;background-repeat: no-repeat !important;background-size: cover !important;}»][gem_divider margin_top=»400″][/vc_column][vc_column width=»1/2″ disable_custom_paddings_mobile=»true» css=».vc_custom_1561556193635{padding-top: 50px !important;padding-right: 80px !important;padding-bottom: 50px !important;padding-left: 80px !important;background-color: #000000 !important;}»][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»130″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]

En Nueva York, Coach incluyó piezas vintage actualizadas en su colección mientras que Collina Strada creó nuevos vestidos a partir de camisetas viejas. Al otro lado del globo, Ellery recurrió a transformar antiguas piezas de archivo para confeccionar su colección de primavera/verano.

[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»70″][vc_row_inner][vc_column_inner offset=»vc_hidden-xs»][gem_divider margin_top=»80″][/vc_column_inner][/vc_row_inner][/vc_column][/vc_row][vc_row css=».vc_custom_1561554148183{padding-top: 80px !important;padding-bottom: 60px !important;}»][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Pero no ha sido hasta la pasada edición de los desfiles cuando se ha visto una intención real por parte de las grandes marcas por este proceso. Y, ¿para qué engañarnos? Hemos tenido que vernos inmersos en medio de una pandemia para replantearnos si, ciertos usos y costumbres que llevamos practicando desde hace años, van a funcionar realmente en la nueva normalidad que surja cuando todo esto se acabe. Por otro lado, parte de las colecciones que se presentaron en las Big four, fueron concebidas durante el confinamiento con presupuestos mucho más reducidos, con lo que los diseñadores han tenido que ingeniárselas para que la creatividad no se viese comprometida. De repente, casi todas las marcas comenzaron a reutilizar antiguos tejidos y a practicar el upcycling (o ambos) y, aunque la realidad es que no es completamente nuevo, es más necesario que nunca en este sistema congestionado. [/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]En Nueva York, Coach incluyó piezas vintage actualizadas en su colección mientras que Collina Strada creó nuevos vestidos a partir de camisetas viejas. Al otro lado del globo, Ellery recurrió a transformar antiguas piezas de archivo para confeccionar su colección de primavera/verano. Stella McCartney presentó vestidos que estaban fabricados completamente a partir de tejidos de prendas de pasadas colecciones y Miu Miu anunció su nuevo lanzamiento de su cápsula, “Upcycled by Miu Miu”. Incluso John Galliano quiso resaltar que había rescatado prendas viejas para fabricar piezas en su propuesta para Martin Margiela. Demna Gvasalia –que siempre va un paso por delante–, empleó redes de las canastas de baloncesto en la fabricación de un vestido para Balenciaga. 

Algunas de estas marcas era la primera vez que apostaban por el upcycling o por recuperar tejidos antiguos y, otras, decidieron recuperar esta práctica a la vista de los retos a los que se enfrenta la industria. En cualquier caso, el mensaje final que ha transmitido la pasarela es que resulta imperativo transformar la fabricación y los procesos de producción de las colecciones, incluso para aquellas firmas de alta moda que no estaban antes interesadas en la sostenibilidad. Falta por ver si esto es capaz de mantenerse en el tiempo aunque, de momento, parece que será uno de los aspectos positivos que la industria extraerá de la pandemia. 

 [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][gem_image position=»centered» src=»4286″][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=»bottom-to-top» css=».vc_custom_1561555563953{padding-top: 55px !important;padding-bottom: 10px !important;}»][vc_column offset=»vc_col-md-6″][gem_quote style=»1″ no_paddings=»1″ custom_style=»1″ background_color=»#000000″ text_color=»#ffffff» quote_color=»#656565″]

También la digitalización y las fórmulas alternativas a los desfiles tradicionales han contribuido a reducir las emisiones a la atmósfera. La explicación es sencilla: el movimiento de aviones que solía producirse durante las semanas de la moda se ha reducido drásticamente.

[/gem_quote][/vc_column][vc_column offset=»vc_col-md-6″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]También la digitalización y las fórmulas alternativas a los desfiles tradicionales han contribuido a reducir las emisiones a la atmósfera. La explicación es sencilla: el movimiento de aviones que solía producirse durante las semanas de la moda se ha reducido drásticamente. Los editores apenas se han desplazado con lo que, si tenemos en cuenta que la aviación es una de las más contaminantes del mundo, parece lógico que esas emisiones perjudiciales para el medio ambiente se hayan reducido de manera drástica. En cuanto al futuro, todo apunta que los desfiles presenciales se reducirán considerablemente pero, a la vista del interés de algunas marcas por mantener este modelo, todo apunta a que no desaparecerán del todo. 

Algo similar podría recurrir con el upcycling. Esta temporada, la mayoría de los diseñadores se han visto obligados a recurrir a piezas de archivo y tejidos antiguos para mantener a flote sus colecciones. Pero está por ver si los mismos continuarán apostando por este modelo. Pero, tras esta temporada, es posible que el upcycling sea un recurso permanente para la industria. Porque, si algo ha demostrado la pandemia, es que es un modelo que cualquier marca –incluso las que no tenían ningún interés en la sostenibilidad-, puede practicar con resultados satisfactorios. También las marcas de lujo. 

Por primera vez, la industria ha sido consciente de que, quizá los diseñadores tienen que mirar al pasado para crear nuevas colecciones y de lo que no hay duda es de que, tanto el medio ambiente como los consumidores que reclaman cada vez más productos éticos y sostenibles, se lo agradecerán. 

Fotos: Cortesía de Vogue.com.[/vc_column_text][gem_divider margin_top=»50″][/vc_column][/vc_row]

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